martes, 20 de marzo de 2018

Star Wars VIII. Paren que yo me bajo del carro, ... o no, ya veremos

Fecha estelar: -304785.1
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Star Wars: Los últimos Jedi (2017)
Dir: Rian Johnson


La importancia de “La Guerra de las Galaxias” en aquellas personas que pudimos ver la trilogía original sin que ninguna otra cosa sobre este universo existiera, al menos en mi caso, radicaba en el disfrute de lo que es pura aventura espacial fantástica, que es la esencia del subgénero de space opera. El pilar principal que hacía la trilogía original algo digno de recordar era la concepción artística de todo el universo, algo que no se había visto nunca antes de esta manera. Algo había mostrado ya Kubrick pero su cine no era precisamente adecuado para las edades de entonces, también en “Naves misteriosas” (1972) se había visto algo, pero sin punto de comparación posible. En La Guerra de las Galaxias la maestría y la inspiración a la hora de mostrar los mundos, el espacio y las batallas espaciales, las naves imperiales, …, por muy clásica que fuera la historia que te estuvieran contando, visualmente todo te tenía tan alucinado que consiguió sembrar la iniciática afición juvenil por la ciencia ficción de aquellos años ochenta que marcó, y mucho, las preferencias literarias y cinematográficas a lo largo de los años.



Luego vino el desarrollo de todo este universo en novelas, comics, juegos, etc… Para cuando lo que en España llamábamos La guerra de las Galaxias empezó a generalizarse como Star Wars el universo creado alrededor de la trilogía se había hecho tan amplio y excesivo, tan inabarcable para mí que finalmente solo me quedé con la trilogía de películas, que siempre estaba y está ahí, en un altar. En 1999 George Lucas tomó su historia y la expandió cinematográficamente hacia atrás en el tiempo en una nueva trilogía. Cometió muchas torpezas a decir de muchos de sus aficionados y ciertamente así fue, pero Lucas es el dueño de su criatura y ésa fue su idea. Pues con todas las torpezas de la trilogía de episodios I al III, por muy denostada que haya sido, al final va a resultar ser mejor que la nueva carrera que ha tomado Star Wars dentro del ámbito Disney. Principalmente porque Lucas nos cuenta algo nuevo, que puede resultar más o menos interesante, pero no repite, que es lo que está pasando con los episodios VII y VIII. En su línea principal, la numerada por episodios, Star Wars está tomando una vocación de repetitiva novela-folletín sin final.

Hay que tener en cuenta que la sorpresa visual ya se ha acabado, ya estamos muy acostumbrados a ver naves espaciales, alienígenas, batallas y explosiones. Desde luego que hoy se hace todo mucho mejor y visualmente es espléndido, no se puede negar, pero todo está ya visto y asimilado, resulta normal y no hay sorpresa por culpa de la costumbre. Incluso dudo mucho que un acercamiento juvenil de hoy día a la parte visual de este universo cause la sorpresa y admiración que causó la primera trilogía en los años ochenta. Y como los escenarios y las naves son como parte de nuestra casa, lo que queda de Star Wars es la historia, ver si lo que se cuenta interesa. Y no lo hace o no lo está consiguiendo.


La historia que se está contando en los episodios VII y VIII, aparte de muy poco original, está dando bandazos como si no supiera exactamente por dónde tiene que ir, como si estuviera encontrando un camino, cosa que no creo que realmente ocurra para un producto tan costoso que, supongo, tendrá bien perfiladas las líneas generales de la historia. El caso es que los paralelismos del episodio VII con la película original son irrebatibles, la película debía subtitularse “el despertar de una nueva esperanza de la fuerza”. Los paralelismos del episodio VIII con El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi son más sutiles, pero los tiene. Vale, todo esto se puede entender si se hace bien, pero no todo vale para montar la historia. Cuando en las películas, más o menos, se han venido estableciendo unas reglas que rigen en este universo, no te las puedes saltar como te salga de las narices, que luego esto necesita de todo un nuevo departamento de continuidad para cuadrar a posteriori lo que aquí ocurre. Sobre todo en el tema de hacer cosas a distancias de años luz, o los muy efectivos cursillos Jedi de dos horas, o todo lo relativo al uso de la Fuerza, que parece que va y viene en intensidad según qué es lo que el usuario necesita hacer en ese momento, porque sí, porque las cosas pasan porque sí, que ahora tengo “full-power” y soy capaz de acabar con lo que se ponga por delante y dos minutos después tengo el “power” muy bajo y un soldado que pasa por allí casi me mata. En cualquier caso, es todo lo que ocurre entre Luke, Kylo Ren y Rey lo que tiene un mínimo interés en la película. El resto pues ni fu ni fa y mucho correr, más de lo mismo. Los altos mandos del imperio y las fuerzas imperiales en general no es que hayan sido muy lumbreras desde siempre, pero es que estos de la Primera Orden son directamente de chichinabo cuando no una caricatura, véase aquí al general Hux. Del personaje de Phasma mejor ni hablar, no he visto personaje peor aprovechado, y menos aún debemos hablara del puro momento Disney que tiene Leia cuando la película no lleva ni un tercio de su recorrido. Irrisorio, mejor olvidarlo.

Debemos ser conscientes de que el gran negocio montado con Star Wars no puede acabar y que la productora está encontrando nuevo público al que ofrece nuevos protagonistas que son los llamados a mantener el producto en el futuro. Lo que ocurre es que la historia que cuenta y, sobre todo, los manidos recursos que utiliza para contarla, la poca originalidad y la poca profundidad que tiene ya no me interesa. Seguramente es cosa de la edad, pero por eso yo me apeo aquí y de la película me quedo con los momentos nostálgicos que tiene, que no son otros que los encuentros de los personajes de la trilogía original, Luke en el Halcón Milenario, con RD, Luke y Leia y algún importante personaje más. Es el adiós a La Guerra de las Galaxias que vimos nacer y el nacimiento de la nueva Star Wars…, para el que la quiera seguir. 

Bueno....., todo el mundo sabe que tal afirmación es mentira y que finalmente acudiremos religiosamente al episodio IX aunque sea con muy pocas expectativas de encontrar algo mínimamente interesante. A Disney esto no le importa, le importa que saques el ticket y pagues. Incluso sabe la productora que muchos pasarán por caja dos o tres veces, un negocio redondo. Al menos “Rogue One” sí que fue una grata sorpresa, no para tirar cohetes pero bastante superior, en mi opinión, al camino que está siguiendo la línea principal de episodios de Star Wars. Y el negocio sigue, la película por estrenar sobre Han Solo será la siguiente. Cuando una película nace deslavazada, cuando ha pasado por varias manos y se monta y remonta, a veces, es cuando mejor resultado queda al final. Hay muchos ejemplos de ello y “Solo: a Star Wars Story” pudiera ser uno. O no, que también hay muchos ejemplos en el sentido contrario, ya veremos.



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Recuerda, amigo lector, que esta reseña está basada única y exclusivamente en mi opinión y gusto personal que puede, o no, coincidir con la del resto de los mortales.

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