domingo, 4 de mayo de 2014

Once madres encadenadas

Fecha estelar: -308660.7
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Aprovechando que hoy es el día de la madre, una entrada totalmente random de duración indeterminada en la que incluiremos según se vayan ocurriendo y sin un orden determinado algunas madres importantes en el mundo del cine.
Pero claro, nada de madres arquetípicas, idílicas con un sentido de la maternidad límpido al estilo Disney (póngase aquí la madre de Dumbo o la de Bambi). Tampoco madres fordianas como mi favorita en este aspecto, Ma Joad de Las uvas de la ira (1940) inquebrantable ante las adversidades sosteniendo la familia.
James Darwell es Ma Joad, una madre como Dios manda
Serán más bien madres de armas tomar, con ellas o frente a ellas.
Para empezar, y para demostrar un clarísimo alejamiento del arquetipo, tenemos a la reina-madre Alien. Que no es mala, todo lo hace por sus hijos. Como Ripley que no es madre pero ejerce como tal protectora de la niña Newt. Hablamos, claro está, de Aliens: el regreso (1986) de James Cameron.
Así se pone una madre cuando le churrascan a sus hijitos. ¡Aléjate de ella, perra!
Mamita!
Claro que Ripley ya tuvo problemas con otra madre, concretamente con Madre, la computadora de la Nostromo. Y los tendrá dosciendos años después con otra reina-madre cuando el retoño híbrido poco agraciado decida que la prefiere como madre en lugar de la xenomorfa de su madre biológica.
Si seguimos con J. Cameron, otra madre de armas tomar la tenemos en Sarah Connor, sobre todo en la segunda de Terminator cuando la madre de John Connor decide que es mejor un Colt-Commando y un T-800 para la educación del futuro líder de la resistencia. La transformación de madre pánfila en la primera Terminator a la madre-Terminator per se de la segunda entrega es lo que hoy día se dice: evolución de un personaje.
Linda Hamilton como Sarah Connor en Terminator 2
La cuestión de educar convenientemente a los hijos para ganarse el pan y sobrevivir no empezó, obviamente, con Sarah Connor. Un ejemplo anterior es el de Kate Barker que crió a cuatro hijos en plan sargento forjando una banda que  pudiera sobrevivir gangsterilmente. Y fue muy buena en su labor maternal si nos atenemos a lo visto en Mamá sangrienta (1970) de Roger Corman. Pero claro, estos métodos funcionan si tus hijos tienen madera gansteril porque si lo que tienes es un par de idiotas, te pasas el día ostiándolos como hace la madre Fratelli en Los Gonnies (1985) de Richard Donner.
Shelley Winters como Kate 'Ma' Barker
El bueno de De Niro ya apuntando maneras
Mamá Fratelli
Si Ma Barker y Ma Fratelli fueron algo manipuladoras con sus hijos, no debemos olvidar que a estas manipulaciones se le pueden unir los celos por la pérdida del hijo a manos de cualquier pelandusca. Y si no que se lo pregunten a 'Ma' Martina en Furtivos (1975) de José Luis Borau. Una madre tiránica y terrorífica de puertas adentro, porque de puertas afuera te prepara unos guisos de rechupete.... al político de turno claro.
Increible Lola Gaos como Martina en Furtivos (1975)
A otro nivel, pero con igual mala leche, John Waters nos presentó a otra mamá modélica de puertas afuera, circunstancia muy útil para las coartadas. Incluso si te llamas Beverly, como es el caso, te ayuda en las coartadas. El asunto es que la señora Sutphin consigue que todo en su familia vaya sobre ruedas a base de usar mucho la tijera. Hablamos, claro está de Los asesinatos de mamá (1994) porque, gracias a Dios, Divine no era mamá.  Algunas veces también he intentado mirar a las personas como lo hace la Turner, pero no lo consigo (será porque no llevo en esos momentos unas tijeras en la mano).
Kathleen Turner da clases de costura
El uso maestro de utensilios domésticos, preferentemente tijeras o cuchillos es uno de los principales requisitos para ser madre del tipo "fanática". Y si es fanática religiosa el requisito es imprescindible. En este sentido, la señora Margaret White está más ida que un garbanzal. Lo malo es que la víctima de la locura es su no menos rara hija Carrie, que termina por aprender a utilizar las tijeras y chuchillos mucho mejor que ella. Su propia madre puede corroborar este asunto.
Piper Laurie como Margaret White en Carrie (1976) de Brian de Palma
La influencia perniciosa de una madre esquizofrénica hace de Carrie una chica excesivamente introvertida y tímida, más o menos como le ocurre a Norman Bates. Pero en el caso de Psicosis (1960) vemos que la influencia de una madre está más allá del espacio y del tiempo, es para siempre. Claro que si mi mamá está conmigo siempre, habrá que tenerla bien adecentada y demostrarle que utilizo el cuchillo tan bien, tan armoniosamente como cabría esperarse.
No dirán que no llevo el pelo cardado

El gran Alfred Hitchcock se guardó uno de los mejores fotogramas finales que cualquiera haya podido ver. Anthony Perkins sabe demostrar que lleva el diablo dentro. Su mamá está orgullosa.
 Más preocupada con estos asuntos de poder ser la madre del diablo estaba Rosemary Woodhouse cuando veía tanta gente rara por su apartamento, incluso por su cama. Pero el sentimiento de madre está muy por encima del bien de la humanidad. Impresionante Mia Farrow cuando lo demuestra, cuando ante tal tesitura y cuchillo en mano (otra vez el cuchillo) decide ser madre y mecer la cuna para que su hijito deje de llorar. Hablamos, claro está de La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski.
Ea, Ea, Ea..... Ea, Ea, Ea......
Pero bueno, unos crían al diablo y otros al Elegido. Aprovechamos que el día de la madre de este año coincide con el día Star Wars para terminar con la Madre-Virgen María de Anakin Skywalker. George Lucas se las pinta solo para joder su propio invento.
Un icono religioso ¿?

Que la fuerza les acompañe.





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