martes, 27 de mayo de 2014

Algunos cameos en El silencio de los corderos.

Fecha estelar: -308597.7
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Una pequeña y rápida entrada para registrar tres cameos que tienen lugar en la película El silencio de los corderos (1991) de Jonathan Demme. 

El primero es el del cantante Chris Isaak, músico de rock, cuyo tema más conocido es Wicked Game contenido en su tercer álbum Heart Shaped World del año 1989 (vídeo del tema musical pinchando aquí).

Chris Isaak también ha ejercido como actor ocasional en películas y series de TV, motivo por el que su participación en El silencio de los corderos no se si se puede considerar un cameo o simplemente un actor que forma parte del casting. En cualquier caso, aparece como comandante de los SWAT en la escena en la que la policía piensa que Hannibal se encuentra dentro del ascensor. Pongo aquí algunas capturas de fotogramas y fotogramas de la escena en que aparece.







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Roger Corman
El segundo cameo, más interesante junto con el tercero, es el del actor, director y productor Roger Corman (hago una genuflexión), un director de culto con películas de bajo presupuesto algunas malas pero muchas muy dignas y buenas, sobre todo de géneros de terror y ciencia ficción. Ejemplos: El emisario del otro mundo (1957), La caída de la casa Usher (1959), La tienda de los horrores (1960), El péndulo de la muerte (1961), La obsesión (1962), La máscara de la muerte roja (1964) o La matanza del día de San Valentín (1967).


En El silencio de los corderos Rober Corman tiene un cameo haciendo del director del FBI, Hayden Burke. La escena en la que aparece es la siguiente:



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George A. Romero y sus criaturas
El tercer cameo es también de otro director de cine de terror, especialista en Zombies, George A. Romero. Sus películas más interesantes (para mí) son La noche de los muertos vivientes (1968), Zombi (1978) y El día de los muertos (1985). Tiene más películas, pero en mi opinión, George A. Romero fue fagocitado por su primera película, La noche de los muertos vivientes.


En El silencio de los corderos, George A. Romero aparece como un agente del FBI en Memphis cuando la agente Starling va a ver a Hannibal Lecter sin permiso a la jaula donde se encuentra confinado para que pueda ver a la senadora Ruth Martin.





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domingo, 11 de mayo de 2014

Tres referencias culturales en Mis vecinos los Yamada

Fecha estelar: -308641.7
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Mis vecinos los Yamada (Hōhokekyo Tonari no Yamada-kun), es una arriesgada y notable película dirigida en 1999 por Isao Takahata. Se trata del, por entonces, séptimo largometraje del realizador de La Tumba de las Luciérnagas (1988), que quizás sea su título más renombrado, aunque de su filmografía hasta ahora yo prefiero con diferencia  Omohide Poro Poro (Recuerdos del ayer, 1991)
Mis vecinos los Yamada es una película profundamente nostálgica y amable, aunque con algún momento duro que queda bien diluido en el tono de comedia de la película. Se trata del retrato de la vida rutinaria de una familia media japonesa y está basada en un manga del mismo título. Lo arriesgado del producto está en el formato elegido para contar las vicisitudes de esta familia en base a pequeñas historias cortas a modo de tira cómica y también en el tipo de animación realizado, utilizando ordenador pero simulando en los dibujos acuarelas minimalistas. Sin embargo, la sencillez de la animación no implica que esta sea mala, más bien al contrario, sobre todo viendo las escenas finales al ritmo de la canción Qué será, será. 

Al principio de la película a modo de metáfora se nos presentan tres referencias de la cultura japonesa que pueden ser pasadas por alto por el espectador occidental si no está lo suficientemente atento. Sobre todo la primera, que pasa realmente rápida pues sólo son unos segundos. El matrimonio Yamada, formado por Takashi y Matsuko, se embarca unido hacia las dificultades de la vida y se nos presenta frente a La gran Ola de Kanagawa, uno de los más famosos grabados del pintor japonés Katsushika Hokusai (1760-1849).

Takashi y Matsuko frente a la gran ola

La gran ola de Kanagawa (1830-1833) de Katsushika Hokusai


La segunda referencia es el nacimiento del hijo mayor, Noboru, que está basado en el cuento popular japonés: Momotarō que cuenta la historia de una pareja de ancianos que no puede tener hijos y un día son bendecidos con un niño que nace del interior de un melocotón gigante que sus padres adoptivos encuentran flotando en un río. Al crecer, se convierte en un gran héroe cuando decide recuperar un tesoro que está en Onigashima (la isla de los demonios). En su camino se encuentra con varios animales, un faisán, un perro y un mono que gracias a la generosidad que muestra el muchacho con ellos, se le unen en su travesía.




Nacimiento de Noburu, basado en el cuento popular Momotarō

Dos ilustraciones de Momotaro, extraídas de la página Proyecto Gutenberg
http://www.gutenberg.org/files/33051/33051-h/33051-h.htm


La tercera referencia es el nacimiento de la hija menor, Nonoko, que también está basada en un cuento popular japonés: El cuento del cortador de Bambú, cuya protagonista es la princesa Kaguya. La princesa Kaguya provenía de la Luna y nació dentro de un tronco de bambú para satisfacer la necesidad filial de una pareja de ancianos que ya no podían tener hijos.




El nacimiento de Nonoko, basado en el cuento popular sobre la princesa Kaguya
El nacimiento de la princesa Kaguya
Museo municipal de Fuji (http://museum.city.fuji.shizuoka.jp/cms/)


Sobre este cuento del cortador de bambú ya hice una pequeña entrada en el blog (aquí) con motivo de la larga espera de la última película de Isao Takakata basada precisamente en este relato.


Para terminar, un par de trailers de la película



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domingo, 4 de mayo de 2014

Once madres encadenadas

Fecha estelar: -308660.7
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Aprovechando que hoy es el día de la madre, una entrada totalmente random de duración indeterminada en la que incluiremos según se vayan ocurriendo y sin un orden determinado algunas madres importantes en el mundo del cine.
Pero claro, nada de madres arquetípicas, idílicas con un sentido de la maternidad límpido al estilo Disney (póngase aquí la madre de Dumbo o la de Bambi). Tampoco madres fordianas como mi favorita en este aspecto, Ma Joad de Las uvas de la ira (1940) inquebrantable ante las adversidades sosteniendo la familia.
James Darwell es Ma Joad, una madre como Dios manda
Serán más bien madres de armas tomar, con ellas o frente a ellas.
Para empezar, y para demostrar un clarísimo alejamiento del arquetipo, tenemos a la reina-madre Alien. Que no es mala, todo lo hace por sus hijos. Como Ripley que no es madre pero ejerce como tal protectora de la niña Newt. Hablamos, claro está, de Aliens: el regreso (1986) de James Cameron.
Así se pone una madre cuando le churrascan a sus hijitos. ¡Aléjate de ella, perra!
Mamita!
Claro que Ripley ya tuvo problemas con otra madre, concretamente con Madre, la computadora de la Nostromo. Y los tendrá dosciendos años después con otra reina-madre cuando el retoño híbrido poco agraciado decida que la prefiere como madre en lugar de la xenomorfa de su madre biológica.
Si seguimos con J. Cameron, otra madre de armas tomar la tenemos en Sarah Connor, sobre todo en la segunda de Terminator cuando la madre de John Connor decide que es mejor un Colt-Commando y un T-800 para la educación del futuro líder de la resistencia. La transformación de madre pánfila en la primera Terminator a la madre-Terminator per se de la segunda entrega es lo que hoy día se dice: evolución de un personaje.
Linda Hamilton como Sarah Connor en Terminator 2
La cuestión de educar convenientemente a los hijos para ganarse el pan y sobrevivir no empezó, obviamente, con Sarah Connor. Un ejemplo anterior es el de Kate Barker que crió a cuatro hijos en plan sargento forjando una banda que  pudiera sobrevivir gangsterilmente. Y fue muy buena en su labor maternal si nos atenemos a lo visto en Mamá sangrienta (1970) de Roger Corman. Pero claro, estos métodos funcionan si tus hijos tienen madera gansteril porque si lo que tienes es un par de idiotas, te pasas el día ostiándolos como hace la madre Fratelli en Los Gonnies (1985) de Richard Donner.
Shelley Winters como Kate 'Ma' Barker
El bueno de De Niro ya apuntando maneras
Mamá Fratelli
Si Ma Barker y Ma Fratelli fueron algo manipuladoras con sus hijos, no debemos olvidar que a estas manipulaciones se le pueden unir los celos por la pérdida del hijo a manos de cualquier pelandusca. Y si no que se lo pregunten a 'Ma' Martina en Furtivos (1975) de José Luis Borau. Una madre tiránica y terrorífica de puertas adentro, porque de puertas afuera te prepara unos guisos de rechupete.... al político de turno claro.
Increible Lola Gaos como Martina en Furtivos (1975)
A otro nivel, pero con igual mala leche, John Waters nos presentó a otra mamá modélica de puertas afuera, circunstancia muy útil para las coartadas. Incluso si te llamas Beverly, como es el caso, te ayuda en las coartadas. El asunto es que la señora Sutphin consigue que todo en su familia vaya sobre ruedas a base de usar mucho la tijera. Hablamos, claro está de Los asesinatos de mamá (1994) porque, gracias a Dios, Divine no era mamá.  Algunas veces también he intentado mirar a las personas como lo hace la Turner, pero no lo consigo (será porque no llevo en esos momentos unas tijeras en la mano).
Kathleen Turner da clases de costura
El uso maestro de utensilios domésticos, preferentemente tijeras o cuchillos es uno de los principales requisitos para ser madre del tipo "fanática". Y si es fanática religiosa el requisito es imprescindible. En este sentido, la señora Margaret White está más ida que un garbanzal. Lo malo es que la víctima de la locura es su no menos rara hija Carrie, que termina por aprender a utilizar las tijeras y chuchillos mucho mejor que ella. Su propia madre puede corroborar este asunto.
Piper Laurie como Margaret White en Carrie (1976) de Brian de Palma
La influencia perniciosa de una madre esquizofrénica hace de Carrie una chica excesivamente introvertida y tímida, más o menos como le ocurre a Norman Bates. Pero en el caso de Psicosis (1960) vemos que la influencia de una madre está más allá del espacio y del tiempo, es para siempre. Claro que si mi mamá está conmigo siempre, habrá que tenerla bien adecentada y demostrarle que utilizo el cuchillo tan bien, tan armoniosamente como cabría esperarse.
No dirán que no llevo el pelo cardado

El gran Alfred Hitchcock se guardó uno de los mejores fotogramas finales que cualquiera haya podido ver. Anthony Perkins sabe demostrar que lleva el diablo dentro. Su mamá está orgullosa.
 Más preocupada con estos asuntos de poder ser la madre del diablo estaba Rosemary Woodhouse cuando veía tanta gente rara por su apartamento, incluso por su cama. Pero el sentimiento de madre está muy por encima del bien de la humanidad. Impresionante Mia Farrow cuando lo demuestra, cuando ante tal tesitura y cuchillo en mano (otra vez el cuchillo) decide ser madre y mecer la cuna para que su hijito deje de llorar. Hablamos, claro está de La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski.
Ea, Ea, Ea..... Ea, Ea, Ea......
Pero bueno, unos crían al diablo y otros al Elegido. Aprovechamos que el día de la madre de este año coincide con el día Star Wars para terminar con la Madre-Virgen María de Anakin Skywalker. George Lucas se las pinta solo para joder su propio invento.
Un icono religioso ¿?

Que la fuerza les acompañe.





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